Catedral Santiago de Compostela

La cofradía de los plateros y el marcado de la plata en Santiago de Compostela.

Parece que en el s. XI los orfebres ya formaban parte del Colegio que agrupaba a todos aquellos artífices de distintas profesiones que trabajaban en la construcción de la catedral. Las primeras ordenanzas que regulan la actividad en Santiago fueron aprobadas para los plateros en 1431 y no son reformadas hasta 1786. La cofradía que los agrupaba se creó a mediados del s. XVI. Los actos religiosos del gremio los celebraban en la capilla de la Blanca de la catedral y tenían derecho a ser enterrados en la Quintana de Muertos.

Praza das Praterias Plaza de las Platerias Santiago e Compostela
Praza das Praterias Santiago

Las primeras marcas para garantizar la plata aparecen en Santiago en el s. XIV. En el s. XVI la marca de localidad representa a Santiago como peregrino. En el s. XVIII es el Arca Apostólica pero hacia finales del mismo siglo y, en relación con el cambio del escudo de la ciudad, aparece la marca del Cáliz con la Sagrada Forma y una cruz inscrita. Ahora también aparecerá, como en otras regiones, el marcado triple (punzón del artífice o platero, el del ensayador o contraste y el de localidad).

Los ss. XVII y XVIII son los de mayor apogeo de la platería compostelana, como lo demuestra el aumento del número de plateros con taller propio en la ciudad, pasando de un siglo al otro de 57 a 137. A éstos se les añaden aquellos plateros de otras regiones de España y procedentes del extranjero (Italia, Francia, Portugal…) que trabajan temporalmente en Compostela para la realización de piezas concretas, atraídos por la euforia reformista y artística que se desarrolla en la ciudad y en la catedral. Algunos se instalan  definitivamente en Santiago, como es el caso del francés Claudio Pecul. Su hijo, Jacobo Pecul, llegó a ser uno de los plateros compostelanos más destacados del s. XVIII. Ejemplo de su trabajo es la cruz procesional expuesta en la vitrina. Por otra parte, los objetos donados por el alto clero y la nobleza a las iglesias y monasterios son encargados, en muchas ocasiones, a plateros de otras ciudades como los cálices limosneros hechos por el platero madrileño Lucas de Toro en la primera mitad del s. XIX. Fuente Museo de las Peregrinaciones

Maqueta Catedral de Santiago Museo de las Peregrinaciones